La nube híbrida y el paradigma de la colcha de retazos
Juan Rafael Rodríguez Laverde
Si bien a todos nos gustaría tener verdades o definiciones absolutas, lo cierto es que el mundo real siempre se empeña en mostrarnos cómo nuestras más elaboradas resoluciones son, en el mejor de los casos, meras fantasías y casi siempre terminamos cediendo ante factores como la necesidad, el costo, el momento, la disponibilidad o la simple falta de datos o información.
Es decir, terminamos elaborando “escenarios” que se ajustan, unos más que otros, a la conveniencia de las reales posibilidades.
Y nada de esto es más cierto que en el actual panorama de las áreas de TI (Tecnologías de la Información) con la oferta abrumadoramente variada de servicios de nube, de todos los sabores, colores y precios.
A ese respecto, los planes de TI comienzan con formulaciones muy seductoras, pero en ciertas ocasiones, algo presuntuosas, dejando claro que el propósito al final del día es, para decirlo de manera corta “nos vamos para la nube”.
El famoso J2C o “Journey to Cloud” ha hecho carrera en las organizaciones de todos los tamaños, segmentos y presupuestos. Para buena parte de esas organizaciones, el viaje comienza con la promesa casi mesiánica de que ahora sí, llegó la tecnología que hará posible consolidar, integrar y articular todos los servicios, todas las cargas de trabajo y toda la operación bajo una sola plataforma.
Pero la realidad infalible, no la de los elegantes planes de las áreas de TI, es que la colcha de retazos que se tiene (y se ha tenido por años) en tierra, no va a dejar de ser menos colorida una vez esté colgada en una nube pública.
Y nada de esto es más cierto que en el actual panorama de las áreas de TI (Tecnologías de la Información) con la oferta abrumadoramente variada de cloud computing de todos los sabores, colores y precios.
No hay organización por larga, ancha, corta o pequeña que sea, que no esté lidiando con esta colcha de retazos. Buena parte del collage está compuesto por un coctel super entretenido de infraestructura de todos los sabores y marcas del mercado, soportando múltiples y hasta redundantes sistemas de información, los cuales muchas veces tienen varias generaciones de obsolescencia encima.
Lo mas particular es que cuando las empresas consultoras, los integradores o los mismos fabricantes preguntan a los Gerentes de TI acerca de la viabilidad de migrar algunos de estos servicios, las respuestas suelen ser: “Ese sistema es mejor no tocarlo porque no tenemos soporte”, “Ese servidor posee una base de datos que no hemos podido migrar”, “El que sabía de esa aplicación se fue a vivir a Canadá”, “Ese servicio es vital para la facturación” y toda suerte de alegatos y justificaciones.
Si bien algunas empresas han incursionado exitosamente en el ámbito de las nubes privadas y públicas, su aproximación sigue siendo tímida o se limita a aquellos proyectos que nacen “Ready to Cloud”.
En definitivas, el panorama como hemos dejado entrever, es que, en términos de nube, no existe una respuesta absoluta que permita resolver el 100% de las necesidades y de las realidades. Pero el hecho de que no exista, no quiere decir que la alternativa sea la resignación.
Como dice un famoso slogan: ¡Para todo lo demás está la Nube Hibrida!
En efecto, cuando los escenarios ideales de integración no son posibles, lo peor que se puede hacer es luchar contra las circunstancias. A ese respecto, quizás la mejor opción no sea tener que colgar la colcha de retazos en la nube (a riesgo de que termine en tierra nuevamente), sino entender que podemos tomar segmento por segmento, sistema por sistema, desarmar la colcha y colgarla en donde mejor convenga.
Uno de los conceptos a entender y que es clave en el ámbito de la nube híbrida, es que lo realmente importante no son los servidores, los datos, las cargas de trabajo, los buses de servicios o los contenedores. El real valor de tener un esquema mixto son los servicios.
A este respecto considere el escenario ilustrado en la siguiente figura:
En una arquitectura distribuida, los servicios y las infraestructuras no están en un solo lugar, por el contrario, se encuentran distribuidos entre el data center propio (La Tierra), una nube privada (Como THUNDER® Cloud de InterNexa) y las diferentes nubes públicas.
¿Cómo así nubes privadas? ¿En varias nubes públicas?
Efectivamente, este esquema heterogéneo requiere de aprovechar las bondades que ofrecen las diferentes nubes públicas. Es decir, hay que entender que si bien las nubes publicas tienen unas capas de servicios básicos que son idénticas en cada proveedor, existen una serie de servicios y funcionalidades avanzadas en los cuales algunas nubes son más competentes que otras. Y para completar el panorama, dicha competencia ni siquiera es estática, sino que cambia constantemente todo el tiempo.
Si la conclusión es verse abocado a tener los servicios distribuidos y mezclados, lo que queda es realizar una orquestación de todos estos componentes a fin de poder dar un servicio final, de cara al usuario, que sea confiable, rápido y escalable.
Pero dicha orquestación requiere a su vez de una capa de servicios administrados experta, que conozca no solo las capacidades y funcionalidades de cada una de las nubes, sino que además esté en condiciones de ensamblar y operar toda la maquinaria en cada una de las tres capas.
Este es realmente el reto de la nube híbrida. Para las organizaciones y sus áreas de TI es imposible tener el personal técnico y los especialistas que posean los conocimientos en cada unos de los silos y componentes tecnológicos. Si quieren aprovechar el potencial que ofrece la nube híbrida es necesario que acudan a proveedores y empresas de nube, que sean especialistas en el tema y que puedan ofrecer el espectro completo de servicios dentro de cinco ámbitos definidos:
- Arquitectura e implementación
- Administración y orquestación de servicios
- Aseguramiento y hardening (Fortalecimiento del sistema)
- Monitoreo y soporte
- Control de costos y optimización
Aprovechar el potencial de la nube híbrida permite a las organizaciones entender la colcha de retazos como lo qué es, un ente imperfecto pero que requiere trabajar como un todo. Este entendimiento permite fragmentar la colcha y comenzar a encontrar la mejor ubicación, retal por retal, garantizando y mejorando la funcionalidad.
A este respecto, InterNexa a través de su producto THUNDER Cloud Híbrido ha desarrollado las capacidades necesarias para apoyar a sus clientes en el reto de hacer posible que estos escenarios combinados y mixtos no sean un dolor de cabeza para las operaciones de TI, sino que, por el contrario, pueda verse como un valor y una fortaleza al contar con la forma de aprovechar todas las ventajas que cada mundo puede dar.
Si está evaluando si la nube híbrida es la mejor opción para tu negocio, escríbenos aquí, y recibirás la atención experta para resolver tus inquietudes.
Juan Rafael Rodríguez Laverde
Ingeniero Electrónico con 26 años de experiencia en tecnologías y proyectos de TI, Especialista en Alta Gerencia, con amplios conocimientos en gestión, ingeniería y arquitectura de TI, con especial énfasis en Infraestructura de Cloud, Data Center, soluciones de convergencia, almacenamiento, redes, micro-servicios y transformación de TI. Actualmente trabaja como Digital Solutions Manager para InterNexa articulando capacidades internas y externas que fortalecen la oferta de valor y brindan elementos diferenciadores para los retos de transformación digital de nuestros clientes.