No hace mucho tiempo, era muy probable que quienes vivimos las primeras eras de la informática y de las redes en las empresas, tuviéramos que dar la cara y buscar miles de explicaciones acerca de la caída de las aplicaciones y servidores de la empresa.
La verdad es que desde los años de ese querido “Cuartico” hasta los Centros de Datos actuales, se ha pasado por una multitud de transformaciones, cambios y mejoras. Pero creanlo o no —aun para muchas empresas—, la pregunta que mencionamos anteriormente, matizada y actualizada a los tiempos corrientes, sigue teniendo vigencia.
Para muchas áreas de TI, las necesidades siguen siendo más o menos las mismas, y prácticamente muy poco ha cambiado. La gran diferencia es que parte de esas responsabilidades se han tenido que transferir a empresas de servicios de tecnología que, concretamente, poseen mucha más experiencia, recursos y pueden seguir el ritmo de actualizaciones y cambios.
Casualmente, lo más obvio que debería tercerizarse, como el Data Center, es en muchos casos lo último de la lista.
¿Entonces qué es un Data Center? Es, en esencia, todo eso que antes teníamos en el “Cuartico” debajo de las escaleras —y mucho más—, pero operando en una sala con todas las garantías físicas y ambientales. ¿La razón? Pues la misma por la cual ya no guardamos la plata bajo el colchón como las abuelas: seguridad.
Y seguridad implica un montón de cosas. Muchas veces no sabemos cuán costosa puede ser una falla hasta que el más insignificante equipo de comunicaciones deja de funcionar. En esos días de antes era normal que algo se cayera por cosas como que el del aseo colgó la lonchera del almuerzo del breaker que alimentaba el cuarto de informática. Antes, era posible que, incluso, pudiéramos refrigerar los equipos con un minisplit casero. También era muy normal que en el mismo “Cuartico” se guardaran varios de los cartones con los que venían embalados los equipos. No pregunten dónde estaba el extintor más cercano.
En definitiva, nunca podemos desligar de la palabra “seguridad” de la palabra “riesgo” y nada más cierto que en el contexto de un Data Center: hoy en día los datos son el activo estratégico más importante de toda organización y no nos podemos dar el chance de que alguien, por error, formatee todo un servidor al cual no hacemos backup porque se acabaron las cintas de respaldo.
Palabras más, palabras menos, el Data Center es el primo grande y rico del “Cuartico” de antaño, solo que actualmente no es posible concebir el Data Center solo como aquel lugar que alberga la red de equipos informáticos de una organización, que contempla el suministro de energía, sistemas de climatización y de aplicaciones de seguridad. Los días de rentar espacio como si se tratase de habitaciones en un hostal siguen existiendo y son, en cierta medida, necesarias. Pero son ofertas con características muy básicas, poco diferenciadas y en donde básicamente se vive “la guerra del centavo”.
Los proveedores de servicios de Data Center saben muy bien que la real monetización y valor para los clientes proviene de todo un portafolio de servicios complementarios que se ofrecen dentro y fuera del ecosistema del Centro de Datos, pero que gracias a la conectividad y a las redes IP es posible integrarlos con las infraestructuras en coubicación de los clientes.
Si bien es factible hoy en día seguir con el modelo del Data Center en premisas, cumpliendo con muchas de las características y condiciones de un Data Center como servicio, la pregunta de nuevo es si el “con casi todo” cubre los riesgos que la organización está dispuesta a tolerar, aceptar y gestionar. Sin hablar, obviamente, del presupuesto de CAPEX y OPEX que para una organización implica implementar, operar y mantener hasta el más modesto Data Center.
En ese sentido, el mercado de hoy ofrece una variedad de opciones y tipologías que se adaptan a todos los requisitos y presupuestos, la cual hemos resumido convenientemente en la siguiente ilustración:
El término TIER alude a la manera como son estratificados o clasificados los Data Center de acuerdo con los niveles de redundancia de algunos de sus componentes, en especial los eléctricos.
El primer nivel o TIER 1 alude a una infraestructura básica, dedicada y prácticamente sin redundancias, lo cual se traduce en que existe una probabilidad de tener caídas o indisponibilidades equivalentes a 28 horas por año. Este tipo de opciones son ideales para pequeños negocios que quieran dar el “salto cuántico” del querido y bien amado “Cuartico” a algo muchísimo mejor. Es el equivalente a pasar de la carreta de bueyes al auto con motor de 4 tiempos en un mismo día. A la organización y la operación de TI les va a costar entenderlo, pero es una gran mejora en todo sentido. La mala noticia es que la oferta de este tipo de Data Centers es prácticamente inexistente en nuestro mercado. ¿Oportunidad de mercado? No tanto. Ya llegaremos a ello.
El Data Center tipo TIER 2 cuenta con una infraestructura redundante, que si bien reduce las probabilidades de caídas (o downtime) a solo 22 horas anuales, lo cierto es que el nivel de redundancia es básico y no sobre todos los elementos. En términos prácticos es como tener los servidores del “Cuartico” conectados a dos multitomas distintos, aunque ambos estén pegados del mismo circuito en la caja de breakers. ¿Es una mejora? Sí, claro, pero muchas veces no es suficiente. Aunque en el mercado se cuenta con oferta de este tipo, la realidad es que son escasos.
Por su lado, el TIER 3 presenta una tolerancia a fallos casi-completa, dado que ofrece 72 horas de protección como mínimo ante la ausencia de energía en los circuitos del Data Center. El tiempo de downtime se reduce a unas cómodas 1.6 horas por año, lo cual (para la inmensa mayoría de las grandes empresas) es mucho más que suficiente. Guardando las distancias, es como si a tu “Cuartico” de los viejos días le pusieras un par de generadores eléctricos, los cuales deben estar listos para entrar en acción si se va el fluido eléctrico. Esta es la oferta que más abunda en el mercado y que apunta a una amplia variedad de sectores, empresas y mercados.
Por último, el TIER 4 brinda una total y completa tolerancia a fallos en varios niveles. Aquí el concepto de redundancia no se concibe solamente en cuanto a componentes de refrigeración, sistema eléctrico, sistema de extinción de incendios y accesos de seguridad, sino que brinda múltiples caminos, múltiples fuentes, con varias ubicaciones geográficas separadas. Esto es particularmente importante con los circuitos externos que alimentan el Data Center. Este escenario es difícilmente replicable en premisas, incluso para organizaciones grandes, ya que el nivel de inversiones, operación y de implementación exigido, excede ampliamente las necesidades del negocio. En el mercado existe demanda y acceso para este tipo de centros de datos, pero su contratación está prácticamente limitada a grandes corporaciones, carriers, banca, algunas empresas del gobierno y multinacionales, que son las que cuentan con el presupuesto y la necesidad suficientemente justificada para poder acceder a este tipo de oferta.
¿Y en todo esto cómo entra la Nube? Es un complemento. Hasta hace un par de años, el paradigma de la Nube, en especial la pública, estaba basado en un camino prácticamente lineal: el Journey to Cloud 1.0, en donde se pretendía que el cliente transitase una serie de etapas tal como si fuese un sistema multinivel, en donde solo quienes lograban migrar todas sus cargas de trabajo, servidores y aplicaciones a las nubes públicas, serían quienes podrían acceder a los mejores beneficios y posibilidades en el ámbito tecnológico.
Pero este viaje pronto se topó con la realidad de la inmensa mayoría de los clientes: la deuda digital de lo no-migrable, la inversión de traer los datos a tierra y los costos recurrentes impredecibles. En este contexto el viaje trajo el “donde mejor me convenga” a la ecuación y surgió entonces el concepto de Nube Hibrida.
El Data Center —en premisas o como servicio— hace parte de este concepto de Nube Hibrida, ya que, en este escenario heterogéneo, los servicios pueden estar compuestos por cargas o subservicios que están en capas distintas y todos trabajando de manera integrada.
Por último, mucha agua ha corrido desde los días del “Cuartico”. Hoy, los Data Centers representan un gran paso hacia adelante en términos de seguridad, confiabilidad y disponibilidad de los servicios de TI. No obstante, para aquellos que aún guardan temores respecto a dar este salto, la buena noticia es que con el advenimiento de la Nube Hibrida, dar este paso no tiene que ser necesariamente un Big-Bang.
Puede darse de manera escalonada, por fases y transiciones que mejor se acomoden a las necesidades y realidades de las organizaciones. El Data Center es un peldaño, una palanca que ayuda a sostener un entramado que requiere ser sostenido en varios puntos y asegurar que sea estable, seguro y confiable.
Gran parte del éxito que tienen los centros de datos está soportado en su capacidad de interconectarse de una manera confiable y costo-eficiente al ecosistema mundial.